Versus

Y el Versus terminó

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Junio 2018

Sí, terminó y aunque aún se escuche el eco de tantos conciertos y los comentarios continúan en nuestras conversaciones, poco a poco la memoria hará lo suyo hasta convertirlo en recuerdo.

Sin quererlo me atrapó, el Versus me atrapó y me atrapó de tal manera que cuando intenté escapar me di cuenta que dentro de mí se había desencadenado una efervescencia y derrame de sentimientos que lejos de liberarme me dominaban cada vez más: Por un lado, la convicción de amar incondicionalmente a mi artista. Por otro, la casi obsesión por gritarle al mundo, si era necesario, a quién admiraba. Y, como si no fuera suficiente, aún había espacio para enfrentar a todos los que no coincidían conmigo. ¡Era un Versus, una batalla, por supuesto que lo era!

Pero no siempre sentí lo mismo. En diciembre del 2016; inesperadamente, al menos para mí, apareció en una de las redes sociales de Alejandra Guzmán, la foto de unos zapatos morados. La sospecha me pareció espantosa, así que por primera vez visité el Instagram de Gloria Trevi. No hubo demasiadas dudas: El naipe de la “Reina de Corazones” rojo era la evidente confirmación de una unión. La llamadas entre los fans iniciaron. ¿Una unión? Yo no podía ni quería creerlo.

Sí, ahora lo sé, era ridículo pero me enojé, me enojé como solemos enojarnos con todo lo que amamos con egoísmo. ¿Para qué hacer “algo” con ella? –pensé– si solo hay una Eternamente Bella, si sólo hay una “Reina de Corazones”. Aún no sabía de qué se trataba y la idea de ¿una canción?, ¿un disco?, ¿una colaboración? me molestaba.

No puedo evitarlo ni ocultarlo, soy una fan, una fan de esas que nunca olvidó la constante comparación y enfrentamiento que la crítica de espectáculos hizo en los noventa entre La Guzmán y La Trevi. Entiendo que la admiración por Alejandra Guzmán me hizo –quizá sin razón– odiar todo lo que cuestionara o peor aún, lo que se le comparara, y Gloria Trevi no fue la excepción, sino que tal vez, era la máxima protagonista de mi aversión. Desde entonces no soporto ni siquiera escucharla en la radio. Prometí no juzgar nada más de ella; simplemente no la quería, a nadie quiero junto a La Guzmán y menos, mucho menos a ella.

Y, sin embargo, vuelvo a reiterarlo: soy fan y los fans somos incondicionales. Sabía que después de no querer nombrarla, de evitar escribir su nombre, de no querer escucharla; estaría en una presentación de ella, de ella y Alejandra Guzmán… y así fue. Al final, al final los fans sólo sabemos amar, y justamente eso intenté hacer: ¡Amar la música de La Guzmán, amar los proyectos de La Guzmán, amar a La Guzmán”.

A principios del 2017 ya se hablaba de un “Versus”, un “cara a cara”, un “enfrentamiento”. Apenas Alejandra Guzmán se recuperaba de una delicada operación de cadera y el “show” estaba por comenzar. Estuve preocupada y en una de tantas noches en las que platicaba con mis amigos fanáticos noté que para ellos también había un único deseo: Queremos a nuestra Alejandra Guzmán sana, sin molestias ni dolor, después, después ya se verá. Aún no sé si nuestra súplica llegó al cielo, pero Alejandra Guzmán, a través de sus redes sociales, demostró con gran entereza como poco a poco recuperaba la fuerza física. Nosotros, que no podemos dejar de pensarla ni un solo día, la vimos acostada mientras ejercitaba sus piernas, la vimos caminar con bastón, con andadera, la vimos usar nuevamente y con cuidado zapatos de tacón y seis meses después, la vimos de pie en un escenario frente a su eterna rival.

¡Grande, Alejandra Guzmán, enorme!

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